Tengo muy abandonado este blog debido a mis obligaciones personales y mi fuerte implicación con www.librojuegos.org, que absorbe gran parte de mi tiempo.
Sin embargo, he buscado un hueco para escribir esta entrada debido a que la editorial The Black House me ha publicado en papel "La fábula de la palabra perdida", y quería agradecer, con unas líneas, toda la ayuda que diversas personas me han prestado.
La presentación se hizo en la Librería Molist de A Coruña y fue todo un éxito, en gran parte ayudado por la entrada que me brindó mi buen amigo Gervasio, un escritor de calidad cegadora. En este reportaje de V Televisión podéis ver dicha presentación a partir del minuto 19:36.
El libro se está vendiendo muy bien, y hasta estaré firmando en dos casetas en la Feria del Libro de A Coruña, la primera quincena de Agosto.
Me ha ilusionado especialmente esta publicación ya que, como sabéis, el libro fue rechazado por demasiadas editoriales argumentando que tenía un nivel algo alto para el público actual y que no encajaba. Eso me estaba frustrando mucho... Gracias a The Black House, he podido ver en papel un libro que me consta que está gustando mucho. Podéis ver algunas críticas en internet de lo más positivas.
Poco más puedo deciros que invitaros a que lo disfrutéis. Para finalizar, os adjunto una reseña que me hizo Gervasio López en la cual explica perfectamente de qué va esto:
"Hoy, a nadie se le
oculta que el idioma languidece entre estertores como escrofulosos, como
sepultado bajo un rimero opresivo y contumaz de anglicismos, neologismos
ridículos e ininteligibles y por toda una miríada de palabrejas donde la gracia
parece haber sido abolida o desahuciada. Así, el discurso ubérrimo de antaño se
nos torna ahora, tras el descalabro, en cantinela de borracho entontecido o en
abstrusa faramalla de cerebros jibarizados, donde la eufonía y la belleza
coruscante del Español viejo yacen entre escombros.
Por fortuna —y valga
esto como de palinodia o de compensación—, aún existen ciertos afanes probos
que pretenden reverdecer lo marchito y recobrar lo olvidado; humildes autores
honestos que esgrimen la pluma y los afanes, sientan las cachas ante el folio
en blanco y le lustran una muy bella pátina a la lengua, hasta dejarla fúlgida
y más linda que un san Luis. Hay veces, incluso, que los enconos de estos
humildes autores honestos los llevan a indagar por entre meandros y recovecos
nunca antes explorados, hasta que de sus pesquisas surgen hallazgos inesperados
y veredas nunca holladas por el hombre; casi una suerte de hitos que descuellan
por sobre todo lo anterior y establecen un origen, del que todos los escritores
habremos de partir.
Tal es el caso, sin
duda, de “La fábula de la palabra perdida”, que el magnífico novelista Jacobo
Feijoo viene de publicar hace escasas fechas, y en la que lo habitual y lo
socorrido, que habitualmente domeñan las letras más casposas y vendidas,
terminan por trastabillarse ante la pugnacidad cabezona del ingenio y el empuje
encorajinado de la imaginación. Y es que la novela de Jacobo viene a ser un
como inverecundo descalabro de la cotidianeidad; un ejercicio hormigueante de
talento que, de un modo harto pulquérrimo, ha sido enmarcada en una muy bella
edición de Black House Editorial —en verdad, a estas editoras el amor hacia los
libros les aflora como torrencial, como brotado de un venero muy fecundo que
rasga la tierra y la riega profusamente—, cuyo catálogo novelesco no ha podido
ser principiado de forma más atinada.
Así, remozando a los
más eximios escritores humorísticos que han transitado por una Literatura
patria millonaria de agudeza y de genialidades, Jacobo Feijoo nos relata el
guirigay tumultuoso que acaece en la Gran Biblioteca del Logos —ese edificio
como oceánico donde se esplenden y cobijan todos los vocablos que componen el
lenguaje—, cuando, por un sobrevenido incidente que cubre lo doméstico con
excrecencias en ciernes dramáticas, desaparece una de las palabras que allí se
resguardan. De inmediato, con la urgencia aspaventera de un sobresalto o una
interjección, los responsables de la institución se azacanean en recuperar la
palabra que les ha sido arrebatada y devolverla a su lugar, mientras ésta ha
sido trasplantada a un desierto tórrido donde campan la desolación, la
incerteza, la desesperanza y una muy extensa panoplia de chalados. Brotan, así
— o recorren unos folios emborrachados con el almíbar de la inteligencia— toda
clase de extrañísimas situaciones donde la habilidad de Feijóo se nos revela
rampante y erizada de destellos genialoides; pues por entre las páginas
desternillantes de su obra se pasean, casi como en procesión tumultuosa o
despavorida, un catálogo cuasi cetáceo de personajes averiados de clichés, una
muy extensa colectánea de curiosos caracteres con que la Literatura cobra una
vida inhabitual y pululante; una obra, en suma, donde lo inédito adquiere
prestigio de norma y la sorpresa, siempre agazapada en vericuetos y en sintagmas,
se convierte en un frecuente visitante; una obra, créanme, que bien debieran
echarse al coleto cuanto antes, no se les fuera a pasar inadvertida entre tanta
mierdecilla sosa que anida entre las letras más populares".
Editado: A los que ya saben cual es el quid de la trama, les adjunto un video que les hará sonreir: aquí.
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Sagaz como una cuchilla, intrépido como un explorador, dices...: