viernes, 9 de marzo de 2012

Casa-Museo de Emilia Pardo Bazán

Hoy a las once de la mañana, Ana Castiñeiras y yo tuvimos una deliciosa conferencia en la Casa-museo de Emilia Pardo Bazán, invitados por Manuel y Xulia y con la importantísima colaboración de Berta. El público, abundante, nos regaló con generosidad un papel protagonista que no merecíamos.

He de admitir que en cuanto vi a tanta gente, casi todos participantes de talleres de escritura y lectura, me asusté un poco pensando que no iba a ser capaz de transmitir todo lo que debería. Gracias a Dios, la amabilidad de los asistentes, su nivel cultural y espíritu participativo, hicieron que todo fluyese como la seda.
El día estaba dedicado a la Mujer Trabajadora y la charla se centró en el papel de la mujer como autora de relatos de terror gótico. Intercambiamos opiniones sobre autoras decimonónicas y actuales, tanto españolas como gallegas, descubriendo la cantidad tan grande de ellas de las que disponemos. Llamó especialmente la atención el estilo de Anna Raven. También salió a colación el estudio de las características principales que aportaron a la literatura hasta persistir hoy en día en el cine y literatura como recursos habituales, y el giro tan importante que le dieron al terror desde entonces.
A continuación tomó el relevo mi ilustradora, colaboradora y amiga Ana Castiñeiras, que nos explicó la importancia de la mujer en el arte de la ilustración y respondió a preguntas sobre su proceso creativo e inspiración, explicándonos cómo logra crear esas láminas tan fascinantes al partir de mis textos y acertar plenamente con la imagen necesaria que resume todo lo que quiero decir. Suscitó la atención de varios presentes que se mostraron interesados por la pintura artística.

Entre los oyentes, me veo en la obligación de mencionar la presencia de Fernando Pérez (un autor cuyo estilo me resulta muy ameno) y David Fajardo (mi nuevo fichaje como ilustrador, creador de bocetos son para mí obras plenamente perfectas), cuyo apoyo moral fue fundamental para insuflarme el valor necesario para conducir las cosas con distensión.
Y por supuesto, Susana y Laura ayudaron con sus miradas de apoyo a hacerme sentir lo suficientemente seguro y a gusto como para hacer incluso bromas.

Confío de corazón seguir colaborando con esta institución tan acogedora que me ha abierto sus brazos en una oportunidad tan bonita y volver a repetir con una audiencia tan formada y colaboradora.
De verdad: un placer, un honor, una dicha.



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Sagaz como una cuchilla, intrépido como un explorador, dices...: