La realidad y la ficción suelen entremezclarse en las cabezas de los escritores. Confundimos nuestras vidas con nuestras fantasías. Confundimos nuestras pesadillas con nuestros problemas cotidianos. Nuestros mejores amigos suelen ser esquivos a la vista de los mortales.
Todo lo que escribí de "Sombras Hambrientas" no es inventado. Es real. Ocurre. Lo vivimos, lo intuimos, lo apreciamos día a día entre los pliegues de nuestras entrañas.
Mi vida, está aquí: http://adelanoname.blogspot.com
Y ahí seguirá.
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Sagaz como una cuchilla, intrépido como un explorador, dices...: