lunes, 23 de enero de 2012

De cómo dar besos virtuales.

Como seguía revolviendo por Internet adelante, algo se iluminó en mi cocorota y visité el blog que señalo abajo:


Admito que me ha emocionado, principalmente, por tres motivos. El primero, porque no tenía ni idea de que esta persona había comprado mi libro porque "algo la llamó" desde el escaparate de la librería. Yo estaba convencido de que era suscriptora de la editorial. El segundo, porque su comentario ha clavado lo que quiero expresar en mis cuentos: la total confusión entre realidad y ficción, haciendo que cosas tan reales como beber un café puedan convertirse en aventuras extrañas. Y el tercer motivo, por la forma tan bonita que tiene de decir todo eso.

Con apoyos tan cautivadores como este, los escritores logramos olvidarnos por unos momentos de lo difícil que nos resulta juntar dinero para comer. Si todo el mundo tuviese unas palabras tan alentadoras de vez en cuando, estoy seguro de que el humor, en general, sería mucho mejor.

Gracias, Anna Raven.

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Sagaz como una cuchilla, intrépido como un explorador, dices...: