sábado, 19 de febrero de 2011

Cuentos para leer de noche.

Bueno... tal y como ya he comentado con anterioridad en algún que otro sitio, estoy ultimando mi siguiente libro, que se va a titular "Cuentos para leer de noche". Obviamente van a ser todos de terror y creo que hay alguno realmente interesante. Aún debo hacer algunas correcciones y añadir uno o dos más que se me han ocurrido, pero la línea general está casi terminada.

Mi problema es doble. Por un lado, soy muy impaciente (no me hace nada de gracia ese defecto, os soy sincero) y por otro soy un vago redomado (este lo llevo con más humor). Por ese motivo me supone un esfuerzo horrible escribir y además me canso rápido. Si le sumamos que me aburren las novelas, me veo necesariamente forzado a ser cuentista. Pero claro, los cuentistas, en España (que no así en el Sur de América), están relegados a ser menos que nada literariamente (creo que sólo nos superan los pobres de los poetas) y es algo que me entristece y enerva. No comprendo por qué se considera la novela superior literariamente a otros géneros ni las dificultades tan enormes que tenemos los cuentistas para editar, máxime cuando muchas veces un cuento lleva un esfuerzo enorme en economía de palabras e ideas que no necesita simplificar la novela.

En fin, es como predicar en el desierto. Confiemos que con la moda actual del microcuento (fijaos hasta qué punto llega la denigración que ni siquiera puede emplearse la palabra "cuento" y nos la han cambiado por "relato") catapulte un poco más este género tan bonito, directo y dinámico.


¡La amenidad al poder!

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Sagaz como una cuchilla, intrépido como un explorador, dices...: